domingo, 20 de enero de 2013

Hagamos un balance


Hace mucho que no escribo sobre el plan bolonia y ya va siendo hora. Ahora que estoy tan cerquita del final (el día 25 oficialmente acabo exámenes, entregas y todo lo que tiene que ver con este, nuestro primer cuatrimestre), es hora de hacer un balance, juntar todo lo bueno y lo malo de esta primera parte del curso y sacar conclusiones.


Para empezar, destacar que ha sido un cuatrimestre ajetreado en el que prácticamente no hemos tenido una semana libre. Eso tiene su parte buena y su parte mala. La mala lógicamente es que a nadie le gusta no tener un  respiro, pero la buena (al menos para mí) es que se debe a que te exigen un trabajo más constante. Sinceramente, prefiero hacer un poco cada semana que pegarme el atracón y hacer todo en dos semanas. Esto depende mucho del carácter de cada uno, por supuesto, pero en mi caso, si no me dejan que me relaje, funciono mucho mejor.

Eso en lo que se refiere a las entregas, lo que yo considero el “gran pilar” de la carrera de arquitectura. En cuanto a lo que exámenes se refiere, este año por primera vez (creo que es una novedad este curso) he tenido un período separando entregas y exámenes, por lo que nos hemos podido dedicar a estudiar sin estar pensando en entregas finales y demás. A parte de poder dormir, cosa bastante importante a la hora de estudiar.


Bien, todo esto se refiere a cosas positivas, pero las negativas no han desaparecido. Lo más negativo, desde mi punto de vista, claro, es el famoso taller. Digamos que es un arma de doble filo, está pensada para aprender mejor, pero el resultado final es que llega a perjudicar bastante. En lo que consiste el taller es en ligar una serie de asignaturas (este cuatrimestre proyectos, construcción y urbanismo) y una parte de ellas dedicarla a trabajar conjuntamente. Esto en principio está muy bien, puesto que en un futuro no nos van a pedir por separado estas asignaturas. El problema viene al ligar la nota de las tres. Me explico: se pone una nota conjunta de taller, entre las tres asignaturas, y esa nota se tiene en cuenta en cada asignatura, permitiéndote aprobar o obligándote a suspender. Esto unos lo aplican estrictamente y otros no. Pero si lo aplican y se da el caso de que esa asignatura en particular la tienes “aprobada” pero tu nota de taller es un suspenso, suspendes directamente.

Me he enrollado mucho explicando la cuestión del taller, pero es un tema que al final es un lío, y hay veces que ni nosotros tenemos muy claro cómo funciona.

El taller también tiene otra cosa que no me gusta, la entrega de las asignaturas figura el mismo día, y proyectos tiene mucho peso, por lo que hasta que no tienes eso más o menos cerrado, no puedes pensar en lo demás. En definitiva, mucho agobio y poco dormir.

Después de toooodo este rollo que os acabo de soltar, toca contaros mi balance. Mi conclusión, para mí, y en mi caso, es un resultado francamente positivo. A pesar de los defectos que os he comentado (que espero encarecidamente que  estén destinados a mejorar, ya que parece que esa es la intención de la escuela, aunque nunca se sabe), a mi me ha venido francamente bien. Sé perfectamente que no es todo gracias a bolonia, entran en juego muchos factores. Esa presión más ligera pero continuada, clases reducidas (esto es lo mejor), una cierta coordinación entre departamentos (no se coordinan mucho, pero algo han mejorado), y el taller desde el punto de vista positivo que os he comentado, me han hecho mucho bien. Así que, en conclusión, cambiarme a bolonia me ha afectado positivamente.

Ahora sí que sí, ya no os molesto más. Prometo seguir informando ¡a la boloñesa! ;)

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